UN CRISTIANO EN EL CIELO A PESAR DE LA TIERRA (Thomas Watson)

09.11.2013 00:20
APÉNDICE
DEL PRIMER DISCURSO; Un Cristiano en el Monte
 
 
UN CRISTIANO EN EL CIELO A PESAR DE LA TIERRA
Por Thomas Watson
 
 
Las Escrituras son un paraíso espiritual, y el libro de los Salmos se sitúa como el árbol de la vida en medio de tal paraíso. Los Salmos no están solo para el deleite, sino también para la utilidad; son como el árbol de granada, el cual no es solo para saborearlo, sino también para producir y llevar fruto; o como esos árboles del santuario, -cuyo fruto será para comer, y su hoja para medicina- (Ezequiel 47:12). Los Salmos están enriquecidos con variedad, y revestidos con cada una de las condiciones y estados por los que pueda pasar un cristiano. Son una panoplia (arsenal) y almacén (tienda) espiritual. Si su corazón se encuentra muerto, aquí podrá buscar su fuego; si está usted débil en la gracia, aquí podrá hacerse con sus fuerzas y la armadura que tanto necesita; si estuviere a punto de desmayar, aquí hay cordial reposo y alivio. No hay condición que puedas nombrar sino es un Salmo revestido de la misma.
 
 
1) En caso de enfermedad, Salmo. 41:3; “Mullirás toda su cama en su enfermedad”; y seguro que aquella cama deberá ser necesariamente suave con lo que Dios hará en ella; y hay un Salmo paralelo a esto: Salmo 73. 26: “Mi carne y mi corazón desfallecen”, mi salud está decayendo, “más la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”; o como está escrito en la Septuaginta: Él es el Dios de mi corazón.
 
 
2) En caso de oprobio, Salmo 31:11; “De todos mis enemigos soy objeto de oprobio”, versículo 14; “Más yo en ti confío, oh Jehová, digo: Tú eres mi Dios.” Versículo 21; “Bendito sea Jehová, porque ha hecho maravillosa su misericordia para conmigo en ciudad fortificada.” Aquí ha resplandecido algo de sol, rompiendo con aquellos negros nubarrones del oprobio.
 
 
3) En caso de recibir tratos crueles por parte de amigos, Salmo 55: 12-14. “Porqué no me afrentó un enemigo, lo cual habría soportado… Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío, mi guía y mi familiar. Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos.”, aquí radicaba la enfermedad. Versículo 22; “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará.” del Caldeo se traduce como: ; de la Septuaginta:
. Dios es poderoso, por consiguiente, es apto para socorrer; es misericordioso, por lo tanto, el está dispuesto. “El te sustentará”, he aquí la promesa de Dios, la cual, es su vínculo para asegurarnos.
 
 
4) En caso de que estemos cercanos a contender contra nuestros enemigos, Hay un salmo que adopta tal condición, Sal.3:1; “¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí.”, versículo 5: “Yo me acosté y dormí”. David, cuando se veía asediado por sus enemigos, podía recostarse y dormir sobre la suave almohada de una buena conciencia; y el Salmo 27:3,5; “Aunque un
ejército acampe contra mí. No temerá mi corazón… porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal.” El me ocultará de manera tan segura como si estuviera en el lugar santísimo del mismo santuario, donde nadie, sino solo el sacerdote, podía entrar.
 
 
5) En caso de escases (necesidad). Si el estado de un cristiano es llevado a lo más bajo, de forma tal, que al igual que la viuda (1°Reyes 17:12), no tiene nada más que un escaso puñado de harina y un poco de aceite en una vasija, hay un Salmo para dar consuelo; Salmo 40:17; “Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí”. 
Salmo 132:15; “Bendeciré abundantemente su provisión; a sus pobres saciaré de pan.” He aquí el rocío que destila para bendición. Salmo 119:57; “Mi porción es Jehová”. Considera las riquezas aún en la pobreza; ¿Y qué aunque el agua en la botella se terminara?; si la fuente (el manantial) la tenemos a mano.
 
 
6) Si el pecado, mediante la hipocresía de la tentación, prevalece contra un hijo de Dios, hay un Salmo para consuelo; Salmo 65:3; “Las iniquidades prevalecen contra mi; mas nuestras rebeliones, Tú las perdonaras”, del Hebreo esto significa -Tú has de ocultarlas-. Esto alude al propiciatorio que fue cubierto con las alas de los
querubines. Así también los pecados de los piadosos, cuando se arrepienten de ellos, son cubiertos con las alas del favor y la misericordia.
 
 
7) En caso de oraciones (plegarias) que aún permanecen sin respuesta, Salmo 69:3; “Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido; Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios.” Pero en el mismo Salmo, el autor traza el seno, el corazón, del consuelo. Versículo 33; “Porqué Jehová oye a los menesterosos, y no menosprecia a sus prisioneros.” ¿Obtendremos frutos antes de que madure? Cuándo la misericordia
este madura, entonces deberíamos recoger sus frutos; además, nada se pierde poresperar.
Así que enviamos la flota dorada de la oración hacia el cielo, y cuanto más tiempo esta permanezca fuera, más grande será el regreso que se traiga consigo. David se dio cuenta de esto también; por lo tanto, rasgó sus harapos y se puso sus vestidos de alabanza; “Alabaré yo el nombre de Dios con cántico” (vs 30).
 
 
8) En caso de sentirse abandonado. Esta es la flecha envenenada que hiere al corazón.
Pero aún hay un Salmo al cual recurrir; Salmo 94:14; “Porque no abandonará Jehová a su pueblo, ni desamparará su heredad.” Esto es como la estrella que brilla en medio de una noche oscura, o como los tablones y los pedazos rotos del barco, a los cuales Pablo y el resto se aferraron para llegar con vida hasta la costa de la isla de Malta (Hechos 27:44). Puede que Dios encubra su amor de la vista de sus hijos, pero jamás
habrá de quitarlo, 2°Samuel 7:15. Puede que cambie Su providencia hacia él, mas no alterará Su propósito.
 
 
9) En caso de muerte, hay un Salmo para reanimarnos; Salmos 23:4; “Aunque ande envalle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo…” La picadura y el veneno de esta serpiente (la muerte) es quitado. Tú estás conmigo; con Tú poder para sostenerme, con Tú gracia para santificarme y con Tú amor para endulzarme. “…Tu vara y tu callado me infundirán aliento” (vs. 4). Tengo el callado de
esta promesa en la mano de mi fe, y con el puedo caminar a través de la oscuridad, directo a la muerte.
Así, cualesquiera que sean las circunstancias, los Salmos y el arpa de David, pueden servir para alejar aquel mal espíritu de tristeza y descontento de los cristianos; tanto así puede decirse de los Salmos en general.
Acudiré ahora a las palabras del texto; “Despierto, y aún estoy contigo”.
 
Es aquí donde tienes la efigie y el retrato de un hombre piadoso pintado, el es de aquellos que siempre están con Dios. Vivir por encima del alcance común de los hombres, era la felicidad de David. No solo por ser superior en dignidad y poder, dado que era el Rey, sino por serlo en la sublimidad del amor, teniendo su corazón y su esperanza por encima de este mundo; “…aún estoy contigo”. Los teólogos ofrecen varias razones acerca de por qué David fue llamado un hombre “conforme al corazón de Dios”, pero seguramente esto no lo es todo, ya que la forma de su corazón era tan celestial, siendo este, el más conforme a la naturaleza y a la voluntad de Dios.
 
David era un hombre que, como dijo Ambrose, vivió en el mundo por encima (más allá) de este. Tan pronto como despertó, se hallaba en el cielo. David fue un santo serafín, un ángel mortal; como un verdadero pájaro del paraíso, rara vez toco la tierra con sus pies. Cuándo más solo estaba, era cuando menos solo estaba; cuando despertaba, estaba con Dios:
Esto no era solo cuando se encontraba en aprietos, un meditar un poco de Dios y a otro lado, no, sino que esto era el carácter fijo de su corazón: “Aún estoy contigo”. El pulso de su alma seguía latiendo en pos de Dios. Puede que el hipócrita tenga tan solo un vistazo, un destello de piedad, el cual acabará enseguida (Job 27:10), pero la complexión del alma de David, era celestial, maravillosa; “aún estoy contigo”.
 
Advertencia: no obstante, David tenía ciertas desviaciones en su mente, pero con todo, David “aún estaba con Dios” (tener los ojos siempre puestos en Dios, será el estado de los bienaventurados en el cielo).
 
1) Porque la inclinación de su espíritu era hacia Dios. Su corazón, como la aguja de una brújula, apuntaba directo hacia el cielo.
 
2) Porque pasaba más tiempo con Dios de lo que pasaba con cualquier otra persona; como solemos decir, un hombre vive en su casa, no obstante, a veces, ciertas urgencias lo sacan fuera de la misma por un rato, pero él dice vivir allí, dado que es quien más tiempo pasa en la misma.
 
Las palabras disertan largamente sobre esta preposición.
Permanecer con Dios, es el dulce carácter de un corazón afable y lleno de gracia; “aún estoy contigo”. David despertó en el cielo. Siempre estaba elevado, por encima de.
Leemos en la antigua ley que aquellas criaturas (todo insecto alado), las cuales anduvieren sobre cuatro patas, serán tenidas en abominación; pero aquellas que tengan alas, y piernas para saltar con ellas, serán tenidas por limpias (Levítico 11:20-21). Entre los primeros están todos los inmundos, cuyas almas se arrastran sobre esta tierra y son abominación delante de Dios; pero aquellos que tienen las piernas y las alas de la gracia, para levantarse y saltar con ellas, aquellos que permanecen con Dios, estos son puros y preciosos ante los ojos de Dios.
 
Para ilustrar mejor este punto, hay tres cuestiones a explicar y detallar:
 
1) Que significa aún estar con Dios
 
2) En qué sentido el alma aún está con Dios
 
3) Porqué un corazón lleno de gracia aún está con Dios
 
1) Que es aún estar con Dios. En general, es tener una dulce comunión y relación íntima con Dios, 1°Juan 1:3; “Nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.” En la oración hablamos con Dios; en el sacramento (la cena del Señor), Él nos besa con un beso de sus labios, nos da un sello privado de su amor.
 
 
2) En qué sentido se dice que el alma aún está con Dios. Sostengo que el alma aún está con Dios de cinco maneras diferentes.
 
I. Por contemplación. Es como Ainsworth entiende el texto. “Aún estoy contigo”, esto es, por contemplación divina. Los pensamientos de David estaban siempre y continuamente corriendo hacia Dios. Así el versículo 17 dice: “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!” La mente de David era una bóveda espiritual,
acuñó la mayor cantidad de oro; la mayoría de sus pensamientos eran celestiales y maravillosos. Los pensamientos, son como viajeros y transeúntes en la mente, pero los pensamientos de David, estaban viajando de continuo hacia la Jerusalén celestial. Incluso en los peligros, Dios -todavía- estaba con él; en las
contemplaciones de David, él -todavía- permanecía con Dios.
 
Anaxagoras dijo que David había nacido para contemplar los cielos. Así, un cristiano permanece aún con Dios, está mirando Su gloria, sus pensamientos están todos empacados, listos y viajando directo hacia Dios.
 
II. El alma aún está con Dios por deseo. Su ancla está echada en los cielos (Heb.6:19), y es arrastrado hasta allí por las velas del deseo. David disparó su corazón al cielo mediante el deseo; tenía fuertes anhelos y fuertes latidos en pos de Dios. Salmo 73:25; “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.” El no dijo no tener nada en esta tierra, pues tenía su cetro y su corona, pero nada de esto deseaba como deseaba a Dios. Salmo 42:1; “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así cama por ti, oh Dios, el alma mía.” El corazón (como observan los historiadores), es una seca y sedienta criatura,
especialmente cuando el cazador la persigue. Ahora, la naturaleza está en llamas y debe tener agua para apagar tal sed; así, el alma piadosa suspira y se levanta luego de pasar por los refrescantes arroyos de la preciosa sangre de Cristo; y estos deseos en un cristiano, se ven terminados, satisfechos, con razón. Ahora sus
deseos serán conformarse a Cristo en gracia y crecer en comunión con él en gloria: desea al Sol de Justicia, no solo por sus refrescantes rayos, sino también para que sus alas sean sanadas; desea no solo la presencia de Cristo, sino también su Imagen: Señor, dame más de ti para que pueda ser más santo. ¿Qué debería
yo hacer en el cielo con este impuro corazón; qué plática podría tener con Dios o los ángeles? Así, el alma, aún está con Dios mediante el deseo, y el salmista desea no solo misericordia, sino también gracia.
 
III. El alma está con Dios mediante el amor. Donde está el amor de un hombre, allí es donde también estará él; ¡cuánto se ensancha el corazón por aquello a lo cual amamos! Bonaventure llama al amor como “las alas del alma”; sobre estas alas, David voló hacia el cielo. “Aún estoy contigo”.
 
El amor tiene esta particularidad; une a pesar de la distancia; fija al corazón sobre el objeto. Así, aún cuando la esposa enferma de amor no puede ver a Cristo, lo abraza en sus afectos; cuando sus ojos no estaban sobre Él, aún, lo estaba su amor. “¿Habéis visto al que ama mi alma?” (Cantares 3:3). Cristo, mi amor está crucificado, decía Ignacio. Como Cristo fue clavado en la cruz, así también lo está en un corazón cristiano. Un verdadero santo es como la tribu de Manases; Mitad de la tribu estaba del lado del Jordán, y la otra mitad en Tierra Santa. Así, sucede con un santo; mitad de él está acá, de este lado, y su otra mitad está en la tierra santa; su carne esta en esta tierra, más su corazón está en los cielos. Como Pablo
dijo en 2°Corintios 12:2; “si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé”.
Por lo que puede decirse de un buen cristiano, es difícil determinar si se halla en el cuerpo, o fuera de este; su amor está en los cielos, reposa en el árbol de la vida. El fuego del amor inflama el corazón tan alto como los cielos.
 
IV. El alma aún está con Dios mediante la fe; la incredulidad es llamada como un “alejarnos (retroceder) de Dios” (Heb.10:39), y la fe como un “acercamiento a Dios” (Heb.10:22). Por los ojos de la fe, mediante la perspectiva de una promesa, nosotros, miramos al cielo. El pueblo de Israel se ponía de pie en el atrio exterior del templo, pero el sumo sacerdote penetraba dentro del velo, al lugar santísimo; así, los sentidos se paran en el atrio exterior del cuerpo, pero la fe penetra en el velo; esto muestra a Cristo vestido con la túnica de nuestra naturaleza humana, y sentándose en la gloria sobre los ángeles; la fe abraza a Cristo. Austin se pregunta ¿Cómo debería ponerme un brazo largo para alcanzar a Cristo en los cielos? Cree, dijo él, y te has de asir aferrándote a Él. La fe es el broche de oro que nos une a Cristo; por la fe nos vestimos del Señor Jesucristo (Rom.13:14), por la fe lo recibimos y tomamos como alimento (Col 2:6), por fe somos injertados en Él, como el pámpano en la vid (Juan 15:5). Sin duda, la vida de un creyente está fuera de sí mismo; vive más en Cristo que en sí mismo, como el rayo vive en el sol, como la rama en el tronco (Colosenses 3:3). Aún como Judá dijo respecto de Jacob; “su vida está ligada a la vida del muchacho” (Gén.44:30), así también la vida de un creyente está ligada con Cristo. Así, el alma llena de gracia, permanece para siempre con Dios por medio de la fe.
 
V. Un cristiano aún permanece con Dios durante todo el rumbo y curso de su vida. No solo su corazón está en el cielo, también lo están sus conversaciones. Filipenses 3:20; nuestra ciudadanía está en los cielos”. Esto se dijo de Cristo en Lucas 9:53; “…su aspecto era como de ir a Jerusalén”. Un buen cristiano debería ser reconocido por su rostro; está viaje afuera y su comportamiento debe reflejar que está de camino hacia la Jerusalén celestial. Sócrates fue interrogado acerca de su ciudadanía, a lo que él contesto que era un ciudadano del mundo; un verdadero santo es un ciudadano del cielo; se puede saber el lugar al cual
pertenece por su hablar, sus gestos y sus hábitos. Hay una especie de brillo angélico sobre él; resplandece en santidad, como lo hacia el rostro de Moisés cuando estuvo en el monte Sinaí con Dios. Continúa haciendo actos angélicos: su vida es un gran pedazo de cielo sobre esta tierra. Noé caminó con Dios (Génesis
6:9). Y en este sentido, el alma piadosa, aún está con Dios, camina infatigablemente con el Señor; aunque se tope con ciertos aprietes y dificultades en el camino, aún así, mantendrá sus pasos dentro del sendero.
Y de esta manera, hemos visto en qué sentido un alma llena de gracia, está de continuo con Dios.
 
Puede que el águila, a veces, se pose en una rama baja, pero su nido, está construido en las más altas. Un cristiano camina sobre la superficie de esta tierra, pero su nido está asegurado sobre la Roca firme, Cristo Jesús.
La luna puede verse reflejada en las aguas, pero aún así, su hogar es en el firmamento. Así, un cristiano, es visto aquí abajo, pero está muy por encima de esta tierra; el “aún está con Dios”.
3) La tercera cuestión es porque un corazón lleno de gracia (piadoso) está continuamente con Dios. Hay cinco razones concernientes.
 
I. De la naturaleza de la gracia. La gracia eleva al alma hacia Dios. La gracia es como fuego. Es como la naturaleza que tiene el fuego para ascender. Usted, que se haya tan servil en la tierra, alimentándose como la serpiente en el polvo, o revolcándose a sí mismo como la anguila en el fango y en el lodo del mundo; tenga aquel santo y nuevo principio de la gracia infundado, y su alma brillará hacia arriba, le haría “levantar alas como el águila” para remontarse al cielo (Isa. 40:31). Qué tenga usted el ojo agudo de la fe para ver a Cristo. Pronto tendrá las ligeras alas del deseo de volar directo hacia Él.
 
II. Por aquel poder de atracción del Espíritu de Dios.
El Espíritu Santo, no solo tiene la capacidad de purificar las almas, sino que también tiene el poder para elevarlas; como el sol exhala y alza los vapores terrestres, así el Espíritu eleva el corazón a Dios; “me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó…” (Ezequiel 3:14). Aunque haya gracia en el corazón, la cual nos
elevaría, aun queda demasiada corrupción para arrastrarnos hacia abajo: un cristiano en esta vida es refrenado y estimulado a la vez; la gracia lo anima y estimula en su camino al cielo, y la corrupción lo refrena; es en este instante, que el Espíritu viene y eleva el corazón hacia Dios; lo cual es un gran poder, tal como
si viera una piedra de molino elevarse hacia el cielo.
 
III. Un corazón lleno de gracia permanece con Dios porque es el centro del alma; ¿y a donde debería estar sino en el centro?, mientras el corazón está en la tierra se sacude y tiembla, como la aguja dentro del compás, hasta que se vuelve a Dios; Dios es la orbe apropiada en donde el alma se fija. Un cristiano descansa en Dios, como la abeja en la colmena, como el pichón en su nido; “Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, porque Jehová te ha hecho bien.” (Salmos 116:7). La paloma que envió Noé, nunca hallo reposo, ni estuvo bien, sino hasta estar nuevamente en el arca (Gén.8:9). El arca es figura de Cristo.
 
IV. El alma permanece con Dios, a causa de esas queridas relaciones que mantiene con Él. Se dan todas las condiciones de consanguinidad. Dios es nuestro Padre (Juan 20:17), ¿y con quién deberían estar los hijos, sino con su Padre? Es también nuestro esposo (Isa. 44:5), ¿y dónde debería estar la esposa sino con su marido?,
Él es nuestro amigo (Juan 15:15), y los amigos, desean permanecer juntos.
Dios es nuestra Roca (2°Sam. 22:2), ¿dónde deberían posar las palomas de Cristo, sino en los acantilados de esta bendita Roca? En Dios se encuentra el tesoro de los santos, y donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón (Mateo 6:21).
 
V. El alma afable (llena de gracia) permanece con Dios, por todas aquellas raras excelencias, las cuales se hallan en Dios.
 
1) Plenitud. Todos desean estar como una fuente abundante, Col. 1:19; “por cuanto agradó al Padre que en él (Jesucristo) habitase toda plenitud”. 
 
Obsérvese que no solo se dice que Cristo está lleno en lo concreto, sino también su llenura es en lo abstracto, más bien, en Él se halla toda plenitud.
 
Un recipiente puede estar lleno de agua, pero eso no es toda plenitud, no está lleno de vino; un cofre puede estar lleno de plata, pero eso no es toda plenitud, no está lleno de joyas: pero en Cristo hay toda plenitud. El es el pan de vida (Juan 6:48), la Vid verdadera (Juan 15:1), el oro que enriquece (Apocalipsis 3:18). Cristo es el todo y en todos (Col. 3:11).
 
Así, hay variedad de plenitud en el Señor Jesús. ¿Oh cristiano, cuál es tú necesidad? ¿Quieres de la gracia vivificante? Cristo es el Príncipe y Autor de la Vida (Hechos 3:15). ¿Deseas la gracia sanadora? Cristo ha proporcionado de su propio cuerpo la medicina para curarte (Isa. 53:5). ¿Quieres de la gracia purificadora? He aquí el manantial de su sangre para lavarte; “… la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado.” (1°Juan 1:7).
 
No dejemos que los poetas nos digan acerca de sus Aonia y Kastalia, fuentes en las que suponen que sus ninfas los lavarán: los ríos que emanan del costado de Cristo son infinitamente más puros. Pliny dijo que las corrientes de agua en Roma, son las más maravillosas del mundo: Oh si conociera las sagradas corrientes de la preciosa sangre de Cristo, como se hubiera enfermado de admiración. ¿Y te preguntas si el alma aún está con Cristo cuándo hay total plenitud en Él? Mejor aún, esto no es todo; el apóstol continua; “por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud”. Notemos la duración de su plenitud; no es transitoria o fugaz, sino inmanente, inherente. Esta plenitud no está en Cristo como lo está el agua en las cañerías y conductos, estos pueden presentar perdidas, el agua no habita, ni mora en los conductos; pero está
plenitud, está en Cristo como la luz está en el Sol; habita allí. La plenitud de Cristo es una plenitud que jamás fracasa.
 
¿Qué más puede decirse?, ¿nada, sino que el apóstol la lleva aún más lejos?
“en Él, habita toda plenitud de la deidad” (Col. 2:9); Si Cristo tendría toda la
plenitud de la creación, los tesoros de la tierra y la santidad de los ángeles;
aún así, no contentaría al alma. En el habita toda la plenitud de la deidad, las
riquezas de la deidad están en Él, y la comunicación de esta bendita plenitud,
en la medida en que haya capacidad para recibirla, es lo que ciertamente
contenta al alma y la deja completamente rebosante; y al haber tal plenitud y
tanta llenura en Dios, sin dudas que un corazón afable y lleno de gracia,
deseará permanecer con Dios.
 
2) Dulzura; Dios es amor (1°Juan 4:19). Todos deseamos estar con quien más
amor puede darnos. A menudo, el Señor se da a conocer a sí mismo al alma
en una ordenanza, como lo hizo con sus discípulos en el partimiento del pan
(Lucas 24:35). Se manifiesta a sí mismo en la conformidad de su Espíritu, lo
cual es tan dulce y encantador, que sobrepasa todo entendimiento. ¿Y te
asombra que el alma sea tan fuertemente atraída a Dios? Si verdaderamente
aún está con Dios, reverentemente hablando, permanecerá mucho más
tiempo con Él. Él nos llena de aquellas joyas y hermosos brazaletes, esas
pruebas de amor, que el alma no puede sino desear permanecer con Dios.
· Uso 1: Nos muestra el arte de cómo estar en el cielo antes de nuestro
tiempo, a saber, mediante estar aún con Dios.
Un buen cristiano, comienza su cielo aquí, la gracia lo traslada hacía el
paraíso de Dios; Elias dejó su velo tras de él, pero fue elevado en una
carrosa de fuego; así sucede con un santo, el manto de su humanidad es
dejado atrás, pero su alma es elevada en una carrosa fogosa de amor.
· Uso 2; es de carácter réprobo; y consiste de dos ramas.
Rama 1. Reprende a aquellos que nunca están con Dios; viven en este
mundo sin Dios. Efesios 2:12 expone las características de un hombre
malévolo (impío), “no hay Dios en ninguno de sus pensamientos” (Salmos
10:4). Nunca piensa acerca de Dios, a menos que sea con horror y
asombro, así como el prisionero piensa acerca del juez y de la sesión
judicial; y aquí se imputan a dos tipos de pecadores.
 
1. Los tales que aún permanecen en sus pecados. En un hijo de Dios,
aunque el pecado esté con él, él no está con el pecado, su voluntad se
opone al pecado; Romanos 7:15: “porque lo que hago, no lo entiendo;
pues no hago lo que quiero…”; él de buena gana arrojaría a esta víbora al
fuego; abandona el pecado, pero el pecado no habrá de abandonarlo; así
el pensamiento pecaminoso lo asediará, más él no está con el pecado;
pero el hombre perverso y el pecado, están juntos; tal como dos amantes
se abrazan y consuelan mutuamente; el hombre perverso es un hacedor
de iniquidad (Lucas 13:27), así como el obrero sigue de continuo al
trabajo de su tienda.
 
2. Los tales que aún permanecen con el mundo. Se considera una especie
de milagro hallar diamante en una grieta de oro; ¡y es un milagro tan
grande encontrar a Cristo, aquella piedra preciosa en un corazón
terrestre! El mundo es la Diana (ídolo del alboroto de Éfeso en Hechos
19:23-41) del hombre; “solo piensan en lo terrenal” (Fil.3:19). Como la
avestruz, que aunque tiene alas, no puede volar alto por el peso de su
propio cuerpo; la mayoría de los hombres, están tan pesados y
arrastrados con gruesa arcilla, que no pueden elevarse: son como Saúl,
escondido entre sus bienes; como Sísara tuvo su cabeza clavada a la
tierra (Jueces 4:21), así lo están también sus corazones. La belleza de
Absalón, robaba el corazón de los Israelitas apartándolos de su rey
(2°Samuel 15:6). La fascinante belleza del mundo, roba los corazones de
los hombres alejándolos de Dios. Es triste cuando un esposo envía una
joya a su mujer, de la cual ella se enamora tanto que termina olvidando a
su marido. Los bienes materiales deben de ser una muy pesada carga
para acercarse a Dios, pero muy a menudo, son una piedra de molino que
los hunde en el infierno.
 
Hay un uso moderado para estas cosas, pero se corre peligro en la
práctica. La abeja, puede succionar un poco de miel de la flor, pero ponla
en un barril de miel y morirá.
 
Los cristianos deben evitar al mundo, este no debe adentrarse en sus
corazones (Salmos 62:10) para que el agua sea propicia al navío, y lo
ayude a navegar hasta el refugio, pero deja que el agua se meta en el
barco, que si no es sacada afuera, terminará por hundirlo; así que las
riquezas son útiles y de conveniencia para nuestro peregrinaje.
Con ellas, navegamos más cómodamente por los problemas de este
mundo: pero si el agua se mete en el barco, si el amor a las riquezas se
adueña de nuestro corazón, entonces nos ahogaremos junto a ellas,
1°Timoteo 6:9.
 
Rama 2. Reprende a aquellos que rara vez están con Dios. Éstos, a veces
están con Dios, pero no siempre permanecen con Dios. Los moluscos,
como observan los naturalistas, tienen tan poca vida en sí, y se mueven
tan lento, que se hace difícil determinar si viven una vida vegetativa o
una vida sensitiva: lo mismo podría decirse de varios cristianos, su
caminar hacia el cielo es tan lento e inconstante, que difícilmente
podemos saber si la vida de gracia está o no en ellos; raramente están
con Dios. Apocalipsis 2:4: “… has dejado tu primer amor”. Muchos
profesores casi han perdido su conocimiento con Dios. Hubo tiempos en
los cuales podían llorar por un sermón, pero ahora estos pozos están
secos, tapados. Hubo tiempos en los que eran sensibles al pecado; el
más fino cabello dentro del ojo, podía hacerlos llorar, el menor de los
pecados lastimaría sus conciencias; ahora, pueden digerir este veneno:
hubo un tiempo en el cual temblaban por las amenazas de la palabra,
ahora, junto al leviatán, pueden burlarse del blandir de la jabalina (Job
41:29). Tiempo hubo cuando llamaban al Sábado una delicia (Isa. 48:13),
el príncipe de entre los días; ¡como esperaban con gozo la salida del sol
de justicia en aquel día! Que anhelos y suspiros del alma tras de Dios!
¡Cuántos afectos!, pero ahora, la situación se ve alterada; “Habéis
además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto!”(Mal. 1:13). Hubo tiempos en
que se deleitaban en La Escritura (sin duda alguna, es una lente que
enmienda los ojos de quienes miran por ella), ahora, se hacen a un lado,
rara vez se examinan frente a ella como en un espejo. Tiempos hubo en
los que podían ofrecer grandes ruegos y súplicas en la oración (Heb. 5:7),
pero ahora las alas de la oración se les han cortado, vienen a Dios como
fríos pretendientes, incluso las peticiones que emanan de entre sus labios
son frías, como si fueran a tentar a Dios para que los negase. ¿Oh, porque
has tú dejado la comunión con Dios?; “Así dijo Jehová: ¿Qué maldad
hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la
vanidad y se hicieron vanos?” (Jer.2:5). Deja que los cristianos sientan
esta tristeza en su corazón; “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y
arrepiéntete, y haz las primeras obras…” (Apocalipsis 2:5). Estás en un
letargo espiritual. ¡Oh! No se detengan hasta que su corazón haya sido
moldeado y conformado tan celestial como lo estaba el corazón de David;
“Despierto y aún estoy contigo”. Y esto me lleva al tercer punto.
Uso 3. El tercer uso es de exhortación. Para persuadir a todos aquellos
quienes profesan ser cristianos, a que imiten este bendito patrón que se
expresa en el texto; “permanece con Dios”. No deberías ir al cielo al
morir, al menos que ya hayas comenzado aquí el cielo. La iglesia en el
Apocalipsis se muestra con una corona de estrellas sobre su cabeza, y la
luna bajo sus pies (Apocalipsis 12:1). Cristo no se halla entre surcos, sino
por encima de la cima. Ahora que puedes tener tu corazón sensible por
estas cosas bajas, y permanecer con Dios, quisiera proponer dos
argumentos.
 
1. Consideremos cuan indigno es de un cristiano tener su corazón
apegado al mundo;
1. Es indigno por parte de su alma. El alma se dignifica por el honor, es
una noble moneda con una impresión de carácter divina sobre sus lados;
es capaz de la comunión con Dios y sus ángeles; ahora bien, sería muy
bajo, por parte de un hombre, que desperdiciara todas sus afecciones y
operaciones (energía) propias del alma nacida de nuevo, en escorias
materiales. Sería como bordar oro en un harapo, o fijar diamantes en
arcilla.
 
2. Es indigno de su manifestación. “¿Y tú buscas para ti grandezas?” (Jer.
45:5). ¡Cómo! ¿Qué Baruc? ¡Tú que eres un hombre de Dios, un levita!
¡Oh, que sórdido es para aquel que tiene su esperanza en los cielos, tener
su corazón sobre esta tierra! Es como si un rey debiera abandonar su
trono y seguir el arado; o como si un hombre debería dejar una mina de
oro para excavar en una gravera. La avefría tiene una corona en su
cabeza, y aun así, se alimenta del estiércol. Un claro emblema de aquellos
cuyas cabezas están coronadas por una simple profesión o manifestación,
más aún, están deseosos e impacientes por las cosas más bajas. Los
cristianos deberían negarse a sí mismos, pero no menospreciarse a sí
mismos; deberían ser humildes, pero no básicos. Si Alexander no se
ejercitara para las Olimpíadas, sería muy bajo por parte suya; (el rey no lo
pondría a correr la carrera); ¿Deberían entonces, aquellos que son de la
simiente santa, los herederos de la gloria, menospreciarse y rebajarse a sí
mismos por una búsqueda ansiosa de las cosas despreciables?; “Si, pues,
habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, y
no en las de la tierra.” (Col. 3:1-2).
 
El segundo argumento para persuadirnos de que aún permanecemos y
estamos con Dios, es, considerar cuán raro y excelente es esto; Lo
apreciaremos en cuatro puntos particulares.
 
1. Permanecer de continuo con Dios es la vida más noble.
Es tanto por encima de la vida de la razón, como la razón lo está sobre la
vida de una planta; el verdadero cristiano es como una estrella en la más
alta esfera, que se divisa a no menos de una corona. La gracia, pone los
pensamientos más elevados, afectos principescos, una especie de
ambición divina, celestial, en el alma.
 
La gracia, eleva al cristiano por encima de sí mismo, lo hace como Caleb,
un hombre de otro espíritu; vive en las alturas, sus pensamientos,
circundan entre los ángeles, y “el espíritu de los justos, es perfecto”. ¿Y
no es permanecer aún con Dios acaso, la vida más noble? Los filósofos
comparan al alma del hombre con aves con sus alas extendidas; así, con
las alas de la gracia, el alma vuela alto, y toma una perspectiva del cielo.
 
2. Estar siempre con Dios, es la vida más satisfactoria, nada más podría
llenarnos. “Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena…” (Ecl. 1:7).
Deja que todas las corrientes de oro de los deleites mundanales fluyan
hacia el corazón del hombre, que este, aún quedará insatisfecho. Filtre la
quintaescencia (lo más puro/ lo perfecto) de la criatura, que tan solo ha
de obtener espuma. “Vanidad de vanidades” (Ecl. 1:2): Pero en Dios está
la dulce satisfacción y el contentamiento. “Como de meollo y grosura
será saciada mi alma” (Sal. 63:5).
 
He aquí un panal de dulzura, un espejo de belleza, un albergue de
reliquias; he aquí el río del placer, donde el alma se baña con un infinito
deleite, (Salmos 36:8), y este río posee una fuente en su fondo, vs.9:
“Porque contigo está el manantial de la vida”, ¿y no es esto lo más
satisfactorio? Es una ingeniosa observación de Picus Mirandula, que en la
creación del universo, Dios le diera el agua a los peces, la tierra a las
bestias, el aire a las aves, y después de esto; hiciera al hombre a su
imagen, para que este pudiera decir, “Señor, no hay nada que desee en
esta tierra fuera de Ti”. ¿Qué puede entonces satisfacer mi alma, sino
solo el estar con Él?
 
3. Permanecer con Dios es la vida más confortable: ¿qué música y
armonía tan dulce está en aquella alma?
El pájaro, mientras más eleva su vuelo, más dulce hace su cantar: así,
mientras más se eleva el alma sobre este mundo, obtiene el más dulce
gozo. ¿Cómo se inflama el corazón en la oración? ¿Cómo se embelesa en
santa meditación? Cuánto gozo y que paz hay en el creer (Romanos
15:13). Y estas alegrías (gozos), son las fuentes de miel que fluyen de la
roca, ¡Cristo!: dime, ¿no es acaso confortable estar en el cielo? Aquel que
todavía está con Dios, trae los cielos sobre sí: posee aquellas libaciones
previas y pruebas del amor de Dios, que son los comienzos del cielo. Tan
dulce es este tipo de vida, que puede hacer descender dulzura entre las
aflicciones y los problemas de este mundo a fin de que seamos
escasamente llevados por ellos. Puede convertir la prisión en un paraíso,
el horno en un festival; puede endulzar la muerte. Un alma elevada por la
gracia, puede regocijarse al pensar en la muerte: la muerte no hará sino
cortar la cuerda, y el alma, aquella ave del paraíso, volará lejos y estará
en su reposo.
 
4. Permanecer aún con Dios es la vida más duradera. La vida
sentimentalista, fracasará; debemos invitarles a una despedida a todas
nuestras comodidades exteriores; estas flores, se marchitarán. Leemos
de “un mar de vidrio mezclado con fuego” (Ap. 15:2). Bullinger, y otros
expositores estudiosos entienden a ese mar de vidrio como el mundo. Sin
duda es un emblema adecuado para el mismo; el mundo es un mar, y
raramente está calmado; y es un mar de vidrio, resbaladizo; y este vidrio
está mezclado con fuego, mara mostrar que es de naturaleza perecedera
y consumible. Las riquezas toman alas, y las relaciones también; pero
para ti, que por las alas de la gracia estás siendo elevado, está vida nunca
tendrá fin; es el comienzo de una vida eterna; la felicidad no es más que
la crema de la santidad: tú, que todavía permaneces con Dios, debes
estar siempre con el Señor (1°Tes. 4:17).Veras a Dios en todas sus túnicas
bordadas de majestad. “Le veremos tal como Él es” (1°Juan 3:2), y esta
visión será deslumbrante y llena de gloria. Acaso ¿no es este el mejor tipo
de vida? Aquel que cuando despierta aún está con Dios, cuando se vaya a
dormir en sueño de muerte, siempre estará con el Señor.
Pregunta ¿Pero, como llego a esa bendita forma del corazón para estar
de continuo con Dios?
Respuesta.
 
1. Obtén un juicio justo: es fundamental tener el juicio correctamente,
justamente, ubicado: obtén un juicio justo del pecado, y así nunca
andarás en el; ten un juicio justo sobre Dios, y así querrás estar de
continuo con Él. En Dios se hallan todas las excelencias juntas; ¡Cuán
dulce es este amor! ¡Cuánto satisface su presencia! Pero así como el
pintor dibujó un velo sobre el rostro de Agamenón por cuanto la
grandeza de su dolor por su hija Ifigenia no podía expresarse: así, cuando
hablo de las gloriosas perfecciones en Dios, debo dibujar un velo; ninguna
pluma ni lápiz pueden fijarlas en su lustre reluciente; aquí en este punto,
los ángeles deben de estar en silencio.
 
2. Si han de estar de continuo con Dios, velen por sus corazones todos los
días, encierren sus corazones con Dios cada mañana, y denle a Él la llave.
El corazón estará entregándose a las vanidades. Señor, dijo Bernardo, “no
hay nada más efímero que mi corazón”. Mantente atento y en guardia;
especialmente cristianos, miren por sus corazones luego de participar en
una ordenanza; cuando han estado sirviendo con Dios, ahora, la
tentación les aguarda. Los médicos dicen que el cuerpo debería ser más
cuidado cuando se sale de un baño caliente, ya que los poros quedan
abiertos, y se corre más peligro de resfriarse: luego de tu baño espiritual
en una ordenanza, cuando has sido partícipe en un sermón o sacramento,
ahora, mira con cuidado de no agarrarte un resfriado.
 
3. Cuídate de la negligencia en el deber. Cuándo comienzas a aflojar las
riendas y abates tu primer fuego y vigor piadoso, una mortandad
insensible se apodera del corazón, y poco a poco surge un
distanciamiento triste entre Dios y el alma. Y hermanos, ¡qué difícil tarea
han de encontrarse para realzar sus corazones nuevamente una vez que
se hallan caídos! Una piedra pesada que se ha rodado hasta la cima de
una colina empinada y luego cae abajo hacia el fondo ¡cuán difícil es
subirla de nuevo!
Oh ten cuidado del aburrimiento, perezoso temperamento en el servicio
de Dios: somos ordenados a ser “fervientes en espíritu” (Rom.12:11). Los
atenienses le preguntaban al oráculo de Apolo porque sus plagas
continuaron tanto tiempo; a lo que el oráculo les respondió que debían
doblegar sus sacrificios; así, aquellos que quieran mantener una
comunión constante con Dios, deben doblegar su devoción, tienen que
estar mucho más en oración, ferviente oración; leemos que las brasas
debían ser puestas en el incienso (Lev.16:12-13). El incienso era un tipo
de oración, y las brazas puestas en el incienso debían mostrar que el
corazón de un cristiano debe estar inflamado en el servicio santo; nada
más peligroso que una mera formalidad perseverante.
 
4. Si quieres permanecer aún con Dios, estate mucho en la comunión con los santos; (muchos cristianos viven como si este artículo hubiera sido borrado de sus credos) ¡como un santo estimula y agudiza a otro!
Como la vana compañía enfría las buenas afecciones, así, contrariamente, por estar en comunión con los santos, somos calentados y vivificados.
Estate seguido entre las especias, y tendrás el olor de ellas.
 
Estas direcciones observadas, deberían ser capaces de mantener nuestra relación con Dios, y poder conducirnos a esta bendita forma, como en este caso la tuvo David:
 
“Despierto, y aún estoy contigo”.
 
 
 
 
Nota del traductor:
 
Este escrito fue traducido de la versión original en inglés “A Christian on earth still in heaven” por Thomas Watson.
 
 
Todos los pasajes y referencias bíblicas pertenecen a la versión española RVR 1960.
Traducido por Mariano Leiras.
 
 
“Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.”
Gálatas 6:18